Paritaria Social
El 14 de agosto, la CTA convocará a una movilización para “demandar una paritaria social por la redistribución de la riqueza”. Por Miguel Jorquera para Página 12.
“Como en el ajedrez, ésta es nuestra última jugada bajo sobre.” Así definió el secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Hugo Yasky, la nueva presentación que hicieron ayer ante el Ministerio de Trabajo para reclamar la personería gremial de la central sindical, acompañada por una resolución de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que “urge” al Gobierno un “pronunciamiento inmediato”. De ahora en más, si no hay respuestas, la estrategia la definirán sus propios afiliados. El 14 de agosto, la mesa nacional de la CTA convocará a una movilización –antes de fin de mes– para “demandar una paritaria social por la distribución de la riqueza”, que estará vinculada a su reconocimiento gremial. En tanto, la mesa chica de la CGT, con Hugo Moyano a la cabeza, iba a juntarse hoy con un sector de los “gordos” para unificar su resistencia al reconocimiento de la CTA, pero las propias divergencias internas terminaron por abortar el encuentro.
Fue un trámite formal pero cargado de gestos políticos. Yasky, acompañado por referentes y abogados de la CTA, sumó una nueva carpeta al expediente de la cartera laboral que estudia el reconocimiento gremial de la central, que a tres años de su apertura ya tiene 16 cuerpos. Allí se adjuntaba una copia del convenio 87 de la OIT, que desde la reforma constitucional del ’94 tiene “rango constitucional” y “exime –según el escrito– a la CTA de cualquier otra tipo de argumentación jurídica”.
“Ya no hay ningún otro argumento legal que agregar. Hoy (por ayer) empieza la cuenta regresiva de una decisión política que corresponde tomar al gobierno nacional, que debe estar en sintonía con su propia convocatoria a un diálogo amplio y sin exclusiones, y con la representación de la CTA en ese debate”, dijo Yasky a Página/12.
En el Ministerio de Trabajo no hubo lugar a conjeturas sobre la presentación ni sobre la pulseada gremial –entre las dos centrales de trabajadores– que esa cartera debe dirimir. “No hay ningún comentario para hacer”, dijo el vocero del ministro Carlos Tomada a este diario.
Ahora, el reclamo de la CTA estará signado por su propia capacidad de movilización y la exigencia al Gobierno de cumplir con su palabra. “Los actores sociales deben tener un grado de legalidad para poder disputar por una mejor distribución de los ingresos sin ataduras en las manos, y la CTA es un actor social que debe jugar un rol”, insistió Yasky.
La central fundada en 1992 para enfrentar al menemismo y la pasividad de la dirigencia cegetista no se quedará de brazos cruzados. El 14 de agosto la mesa nacional de la CTA convocará a una movilización para reclamar al Gobierno “una paritaria social para discutir la distribución del ingreso”, que estará emparentada con su reconocimiento gremial y su inclusión en el diálogo impulsado desde el Gobierno.
Moyano tomó nota de la embestida de la CTA y decidió unificar las fuerzas de los popes cegetistas con la de los “gordos” automarginados de la conducción, para ponerle freno. La semana pasada, Moyano había convocado para hoy a un encuentro entre la “mesa chica” de la CGT y los gremios representados por dirigentes como Armando Cavalieri (comercio), Oscar Lescano (Luz y Fuerza) y Carlos West Ocampo (sanidad).
Pero la reunión, prevista en el sede de la Uocra, fracasó. La decisión de la federación mercantil de no concurrir a la convocatoria de Moyano arrastró al resto de los gordos. Cavallieri no le perdona al camionero la cruzada de bloqueo de plantas con la que le disputó y le quitó afiliados en las grandes cadenas de supermercados.
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