miércoles, octubre 17, 2007

"Estamos en una etapa de ofensiva popular"

“Vamos hacia un nuevo modelo de construcción sindical. Ya no basta con salir a decir qué es lo que queremos sino que tenemos que avanzar a nuevas formas de organización”, señaló el secretario de Comunicación y Difusión de la CTA nacional, Juan Carlos Giuliani.

El gremialista, también secretario de Organización del Cispren, alertó que los grupos dominantes seguirán apretando sus clavijas a medida que crezcan las demandas sociales.

Convencido de que la protesta social irá en aumento mientras los grupos dominantes sigan llevándose la riqueza del país, festejó que los trabajadores atraviesen por una etapa de ofensiva y avance popular.

Con este panorama, Giuliani, vaticinó que el 2008 será un año ruidoso y de una mayor participación por parte de los grupos sociales y gremiales.

“Hay que seguir ganando la calle, crecer en organización y capacidad. Porque no nos van a regalar nada, no se van a sentar los grupos dominantes a discutir la redistribución de la riqueza si solamente hacemos memoriales o buenos discursos”, señaló el referente gremial, en una entrevista que mantuvo con "primerafuente" en el marco del XXIV Congreso de Trabajadores de Prensa y la Comunicación que se realizó en Villa Carlos Paz el 5 y 6 de octubre pasados.

El dirigente nacional alertó que las grandes empresas aprietan las “clavijas” para disciplinar el levantamiento social a través de la criminalización de la protesta y de elementos represivos como la sanción de la ley antiterrorista.

En el plano de los trabajadores de prensa, Giuliani, quien estuvo al frente del Cispren desde diciembre de 1994 hasta noviembre de 2005, tampoco dudó en vaticinar que crecerán los conflictos laborales. “La patronal de diarios como La Gaceta, en Tucumán y, la Voz del Interior, en Córdoba, se van a sentar sobre la caja porque no quieren distribuir un solo peso más. Y eso, nos provoca el desafío de avanzar en unidad, organización, en movilización y en abrir los debates. Por lo que veo, se viene un proceso creciente de confrontación en lo queda de este año y el que viene para seguir recuperando nuestros salarios”, disparó. En los siguientes términos continuó el diálogo con el sindicalista cordobés.

¿Cuál es el panorama gremial que se vislumbra para el año que viene?

Estamos en una transición, de una etapa de defensiva y resistencia a otra de ofensiva y avance popular. Desde ese punto de vista existen las dificultades propias de este momento de avance de campo popular. Estamos recuperando el terreno perdido que arrastramos desde la época de la dictadura, que se profundizó en la década del 90 y que hizo explosión en el 2001. A medida que crece la conflictividad social y la puja por la distribución de la riqueza, el bloque dominante va apretando las clavijas que tienden al disciplinamiento social a partir de la criminalización de la protesta y de elementos represivos que han tenido su corolario con la sanción reciente, entre gallos y medianoche, de la ley antiterrorista.

Entonces, hay una resistencia del poder ante el avance popular...

Por supuesto, ellos no están dispuestos a resignar la fabulosa renta que se llevan a las casas matrices. El 80 por ciento de las grandes empresas radicadas en la Argentina tienen su sede en el extranjero. Entonces, la extranjerización de la economía es un factor determinante en este modelo de acumulación que, lamentablemente, y luego de más 20 años de recuperado el sistema democrático, todavía no ha sido cambiado en su matriz redistributiva, que es esencialmente de desigualdad y de exclusión social.

¿Hacia dónde va el sindicalismo argentino?

Vamos hacia un nuevo modelo de construcción sindical. Los trabajadores somos concientes que la lucha sectorial sirve fundamentalmente para la resistencia. Cuando llega el momento en que nos agreden es importante levantar la guardia, fortalecer los elementos de defensa que tenemos en cada uno de los sectores. Estamos en una etapa de iniciativas políticas, en la que ya no basta con salir a decir qué es lo que queremos sino que tenemos que avanzar a nuevas formas de organización, que superen lo sectorial y nos integren en algún punto para desarrollar la unidad y llevar adelante un nuevo proyecto de Nación. Porque lo que sí está claro es que la sociedad en la que estamos viviendo no es la que queremos.

¿Cómo se llega a esa unión, cuando los intereses políticos están en el medio?

Lo político no es solo lo electoral. Todos hacemos política todos los días, construyendo organización. Es cierto que tenemos la debilidad que no hemos alcanzado la herramienta que nos permita concretar esa unidad. La cantidad de coincidencias no la hemos podido traducir en el campo electoral. Lo que estamos planteando desde la CTA, que estamos recorriendo el país, es construir una convocatoria a una Constituyente Social que nos permita constituirnos el año próximo como fuerza política propia que lleve adelante un proyecto, que algún día (más temprano que tarde) nos permita gobernar la Argentina.

En el contexto actual, ¿en qué termina esta carrera incesante entre los salarios y la inflación?

Hay una trampa en creer que el problema de la crisis de este modelo de acumulación solamente tiene como expresión la carrera de los salarios. Esto es funcional al discurso del régimen y al de los sectores dominantes, que ya están planteando la posibilidad que el nuevo gobierno convoque a un acuerdo social para discutir congelamiento de precios y de salarios. Y nosotros no estamos dispuestos a que se congelen los salarios, cuando no hemos alcanzado ni muchos menos recuperado el poder adquisitivo del 2002, antes de la devaluación, cuando perdimos más del 45 por ciento del poder adquisitivo. Lo que pasa es que los grupos económicos no quieren discutir la renta que se llevan. Ese es el punto de discusión.

Por otro lado, hay una única forma de detener la inflación. No es enfriando la economía, como dice la derecha; no es desalentando la demanda bajando los sueldos para que la gente consuma menos. La forma más sencilla es que el Estado funcione como garante de la justicia social y controle a las empresas formadoras de precios y no hacer esos acuerdos de precios truchos, que los firman para la posteridad.

Hay que desarticular esa trampa de precios y salarios en una carrera desenfrenada. Lo que hay que discutir es cómo se redistribuye la riqueza en la Argentina; que hay y mucha, lo que pasa es que se la llevan unos pocos.

¿Cuál es el desafío que tiene en adelante el movimiento de los trabajadores?

Hay que seguir ganando la calle, crecer en organización y capacidad. Porque no nos van a regalar nada, no se van a sentar los grupos dominantes a discutir la redistribución de la riqueza si solamente hacemos memoriales o buenos discursos. Hay que salir a buscar las miles de experiencias de organización popular que hay en el país.

Entonces, se van a intensificar las protestas...

Las protestas y las propuestas. Queremos sentarnos a discutir una agenda social que consulte los intereses que tienen que marcar una reparación histórica para quienes han sido los excluidos por el neoliberalismo. Sigue el régimen de dominación y saqueo imperando en nuestro país, con un doble discurso.

¿Esto dependerá de quién gane las próximas elecciones presidenciales?

A los trabajadores no nos puede determinar en nuestra estrategia de poder quien gane el próximo 28 de octubre. Tenemos que ser muy claros, soy altamente optimista en los niveles de crecimiento de conciencia, de organización y movilización de nuestros gremios.

En esta situación ¿cuál es la realidad de los trabajadores de prensa?

Se va a seguir acrecentando la disputa por el salario. Los patrones, sobretodo, de las empresas más concentradas, como los diarios La Gaceta, en Tucumán y, la Voz del Interior, en Córdoba, se van a sentar sobre la caja porque no quieren distribuir un solo peso más. Y eso, nos provoca el desafío de avanzar en unidad, organización, en movilización y en abrir los debates. La única forma de doblarle la mano a estos sectores que son más poderosos que nosotros es garantizando la participación más amplia y extendida de los trabajadores. Por lo que veo un proceso creciente de confrontación en lo queda de este año y el que viene para seguir recuperando nuestros salarios.

Pero en los hechos, hay una mayor participación de los trabajadores de prensa.

Sí, sobretodo de los jóvenes y del interior. Eso lo vimos en el Congreso de Prensa de Córdoba. Esto es importante porque demuestra que nuestro sujeto está en todas partes. No tan solo en los grandes medios de la capital. El periodista estrella que firme una columna tiene tanto valor como un compañero que atiende un móvil en una radio. Tienen la misma posibilidad de participación.

En Córdoba, también se produjo un hecho alarmante con la imputación judicial de cuatro dirigentes del Cispren luego de una protesta contra los dueños de la Voz del Interior. ¿Qué lectura hace de este episodio?

Ellos (las empresas) están probando nuestro nivel de reacción. A medida que crece nuestra organización y demanda, la única respuesta que tienen ellos, en lugar de atenderla, es con los palos o recurrir a la Justicia para penalizarlos por haber tenido la osadía de cuestionarles la riqueza que se llevan. Esperamos más de esto, en la medida que sigan creciendo nuestros reclamos y demandas, va a crecer la criminalización y la judicialización de la protesta. Y hay que estar preparados para afrontarla

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