miércoles, octubre 24, 2007

Mujeres y precarización laboral

En Córdoba, militantes de organizaciones sindicales, políticas y sociales debatieron desde la perspectiva de género en torno a las problemáticas que afectan al sector y al país en 200 talleres. Entrevista con la secretaria de Género de la CTA.

La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) participó con una importante representación de todo el país. La secretaria de Género, Alejandra Angriman, destacó que desde ese espacio “podemos pensar y hacer visible nuestra problemática que es parte de la agenda de la Central”.

Una de las luchas principales es la despenalización del aborto. “Hay una cantidad significativa de mujeres que se practican abortos. Los sectores medios lo hacen sin riesgo, mientras que las muertes maternas por prácticas ilegales afectan a las mujeres pobres”, analizó. “Asimismo -afirmó- tampoco se cumple con la legislación vigente en el Código Penal y con la ley de salud reproductiva”.

¿Cuáles serían los temas de agenda compartidos por una amplia mayoría de mujeres?

Avanzar en el tema de la salud reproductiva y en la sanción de la ley de despenalización del aborto, es fundamental. También está la precarización laboral. Precisamente, estamos proponiendo y preparando una gran marcha para el 8 de marzo próximo poniendo en debate el problema laboral de las mujeres. Porque el sector más afectado por el trabajo precarizado, los salarios bajos, y los planes miserables son las mujeres. La idea es poner en la calle la problemática. Hay consenso pero se debaten tantos temas distintos que no es fácil lograr una agenda común.

Tras 22 encuentros anuales, hay quienes dicen que son espacios de catarsis que empiezan y terminan en sí mismos. En ese sentido, reclaman una continuidad.

Es cierto. Pero también es verdad que estos espacios han permitido sacar numerosas problemáticas a la escena pública y muchas compañeras se animaron después a trabajar en sus organizaciones o lugares. El tema del aborto y la educación sexual son ejemplos claros. No es una herramienta, porque no hemos conseguido aún un espacio organizativo que permita una continuidad. Creo que debemos armar nuestro propio pliego de demandas y establecer alianzas con compañeras de otros sectores para lograrlo. Pero, eso dependerá de la capacidad organizativa que tengamos para lograr consensos. Y eso tiene que ver con la voluntad política y con sentirse un sujeto activo.

Un grupo de mujeres propuso la votación de las mociones. ¿Cuál es su enfoque sobre el tema?

Sinceramente no lo hemos debatido. Pero no pasa por elaborar un plan de lucha. Antes, debemos saber con qué instancias organizativas contamos, cómo salimos a discutir con las patronales y con el gobierno. Se trata de construir una herramienta de clase, horizontal, que nos permita avanzar.

En relación a lo sindical, los espacios ocupados por la mujer indican que aún no ha podido perforar el “techo de vidrio” porque los puestos de conducción, en su mayoría, los ocupan hombres. ¿Cuál es su visión?

En ese sentido, seguimos con problemas. El armado de las secretarías de género hizo que las compañeras ingresen a la conducción pero es cierto que son pocas las que acceden a cargos de decisión. Y esto es así porque los gremios tienen una estructura machista. Por otro lado, también tiene que ver con el tiempo disponible de las compañeras. Las jornadas laborales y la vida propia de las organizaciones sindicales que generalmente transcurre en horarios nocturnos. Pero hay una creciente participación de las mujeres. No todo lo que querríamos, pero el cupo se cumple a rajatabla.

Ahora, en las comisiones directivas son la excepción. Incluso hay ejemplos donde las afiliadas en su mayoría son mujeres, pero conducen hombres. ¿Cuál es su opinión?

No porque seamos mujeres merecemos un cargo. Por otra parte, también tiene que ver con barreras culturales de la mujer que delega en los hombres porque piensa que están mejor preparados para batallar. Es una pelea hacia dentro del propio género y siempre hay demandas de formación. Muchas se sienten en condiciones de dar una asamblea pero no de ocupar lugares de poder. De todas maneras, hemos avanzado. Disputamos los espacios como militantes, no por nuestra condición de género sino en tanto y en cuanto tenemos posiciones políticas, representatividad y capacidad de organizar.

¿Qué escenario imagina después de las elecciones?

Nosotros estamos plantados como central de trabajadores, independiente de los patrones, los gobiernos y los partidos políticos. No creemos que este gobierno o el que venga por sí solo vaya a resolver las problemáticas de los trabajadores. Pretendemos ser interlocutores y miembros de esa discusión. Participar activamente de esa disputa, porque no somos sujetos beneficiarios de las políticas públicas, sino sujetos políticos que salen del esquema de las democracias delegativas que, por otra parte, han fracasado. No alcanza con votar. Queremos discutir con los patrones y el Estado las demandas que exceden el problema salarial. Acá hay millones de personas que se mueren de hambre, entonces, el tema de la distribución de la riqueza es central. Igualmente el problema del agua, los recursos naturales, los modelos productivos. Por eso estamos planteando la constituyente.

¿Qué propone la Constituyente Social y a quiénes involucra?

Significa participar y organizarnos dentro del campo popular, desde nuestra identidad de clase, y con la experiencia acumulada lograr el acceso universal a derechos fundamentales que nos corresponden como sujetos de derecho. Qué hacemos con los trabajadores que no tienen trabajo formal, qué pasa con todo lo que no es salario como el acceso a la vivienda y a la salud. Somos parte de la experiencia del Frenapo y demostramos que millones de argentinos estaban dispuestos a dar esa pelea. Además, hay dinero suficiente como para resolver el tema del hambre. Porque si hay un niño pobre es porque detrás hay una madre pobre. Esos temas trajimos al encuentro. Hacia dentro, trabajamos con el concepto de que los problemas de la clase son de todos.

No hay comentarios.: