Un grupo de militantes católicos hizo desaparecer tres obras de la muestra “Contratapa’s”, de la revista Barcelona, luego de que los organizadores, es decir las autoridades de la Universidad Nacional de San Luis, se negaran a censurar la exposición que, según los intolerantes facistas, “ofende la religión”. Los activistas se reunieron a rezar en una de las escalinatas de ingreso a la universidad y poblaron las paredes aledañas con leyendas como “UNSL=dictadura del relativismo”, “¡Viva Cristo Rey!” y “Ni 30.000 ni inocentes”.
El viernes 9 de noviembre, durante la charla de inauguración de la muestra, un grupo de activistas católicos que se identificaron como estudiantes de la universidad, haciendo gala de su estrechez mental, increpó a los organizadores y a dos miembros del staff de Barcelona, exigiéndoles que se retiren tres de las 22 contratapas expuestas “porque insultan y se burlan de la religión”.
Tras la discusión, uno de los jóvenes descolgó una de las contratapas cuestionadas y se la llevó. El sábado 10 por la mañana, en momentos en que se generó una fuerte discusión entre quienes apoyan la presencia de la muestra y los militantes católicos, otras dos obras fueron robadas. Los organizadores de la muestra realizaron la denuncia policial y se comprometieron a mantener la muestra hasta el día 23 de noviembre, tal cual estaba previsto, pero ahora sin las tres contratapas robadas.
Mediante un comunicado, los editores del semanario cómico manifestaron que “Barcelona exige la pronta aparición de sus contratapas desaparecidas y espera que alguna autoridad puntana (o al menos algún representante del planeta Xilium, o la actriz Esther Goris) tome las riendas del caso para dar con los responsables de este robo”.
En otro momento recordaron el atropello que sufrieron en nuestra provincia, cuando inspectores municipales de la capital levantaron la muestra que se desarrollaba frente a la librería El Griego, en la peatonal Muñecas al 22. “Asimismo, como ya sucedió con el atentado municipal contra la misma muestra ocurrido en Tucumán, Barcelona celebra que el fanatismo (en este caso, el fundamentalismo religioso) haya evolucionado favorablemente en las últimas tres décadas, al punto que hoy sus militantes se dediquen a secuestrar y hacer desaparecer paneles de vinilo en lugar de seres humanos”.
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